Un niño nos es nacido

Qué acontecimiento trajo esperanza al ser humano destituido de Dios? Fue el nacimiento de Jesús, Dios hecho carne (Juan 1:14).

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:18-25).

En este pasaje, Mateo relata el evento que se había estado esperando desde que Adán y Eva pecaron en el huerto de Edén. Fue el nacimiento de Aquel que había de herir la cabeza de la serpiente tal y como Dios le había prometido en Génesis 3:15. Fue el cumplimiento de la promesa que Dios le había dado a Abram cuando dijo: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).

En este evento se cumplió la profecía de Moisés cuando dijo: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis” (Deuteronomio 18:15). Mateo mismo confirma estas profecías diciendo: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel” (Véase Isaías 7:14).

Jesús nació en un establo y lo acostaron en un pesebre porque no hubo lugar en el mesón. El apóstol Juan recalcó esto cuando escribió:

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). Es notable que desde el pesebre, el mundo en general no percibió este nacimiento tan sobresaliente. Sin embargo, había los que sí eran muy conscientes de este evento. Unos se regocijaron y otros se enfurecieron. Dios envió a los ángeles para anunciar el nacimiento a unos pastores que cuidaban sus rebaños en el campo. Más adelante una estrella guio a los magos del oriente hasta la casa donde habitaba el niño con sus padres.

Satanás también tomó nota del nacimiento de Jesús. Pero él hizo un gran esfuerzo por arruinar el plan de Dios. Incitó al rey Herodes a destruir al recién nacido Rey. Herodes mandó a matar a todos los niños varones menores de dos años de Belén y de todos sus alrededores.

La idea de celebrar ciertos eventos ha contribuido a muchas tradiciones desde tiempos antiguos. En muchas naciones se celebra el Día de la Independencia con memoriales pertinentes a aquel evento. Se celebran, además, ciertas fechas de personajes célebres del mundo en que se recuerda algún acto sobresaliente que realizaron. Desde hace mucho tiempo, también se celebra la Navidad, día que representa el nacimiento de Jesús.

Al igual que en el nacimiento de Jesús, Satanás ha hecho una gran campaña para impedir la gloria que el Hijo de Dios se merece. Aprovechándose del corazón envanecido y necio del hombre, ha convertido la Navidad en un evento con fiestas, borracheras, fuego de pólvora, luces, árboles de Navidad, regalos y Santa Claus, entre un sinfín de distracciones más. Todo con el fin de distraer la mente humana del verdadero propósito de este evento tan importante.

Dios reprendió al pueblo de Israel por observar las ceremonias religiosas y ayunos de manera hipócrita (Isaías capítulo 58). Por medio del profeta Oseas él dijo: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Oseas 6:6). Santiago escribe: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardase sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

En estos días, conviene que analicemos nuestras actividades navideñas con cuidado a la luz de la Palabra de Dios. No crucifiquemos de nuevo al Hijo de Dios por seguir los caminos del mundo y así exponerlo al vituperio. Celebremos el nuevo nacimiento que efectúa el Espíritu Santo en nosotros hoy, y no solamente en la época de la Navidad.

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia” (Isaías 58:8).

De: La Antorcha de la Verdad

Details
Language
Español
Number of Pages
2
Author
Juan Mast
Publisher
Publicadora La Merced
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