Pero Dios...

Si no fuera por Dios, nosotros estaríamos completamente perdidos, sin esperanza, y desamparados. “PERO DIOS” es fiel! Al interponerse Dios en la historia de los humanos, nos trajo la esperanza de salvación y su misma presencia y protección.

“¡PERO DIOS!” Si no fuera por Dios, nosotros estaríamos completamente perdidos, sin esperanza, y desamparados.

Cierto día por la tarde, salí a caminar en la ciudad. Mientras caminaba por la acera, me encontré con una joven. Como llevaba unos folletos cristianos, le ofrecí unos. Juana, como se llamaba la joven, los recibió y cuando vio que eran folletos religiosos, se quitó los audífonos y me dijo:

—No volveré a mi casa hoy, ni espero regresar nunca. Hoy terminaré con mi vida.

Me quedé asombrado por lo que me dijo y supe que la joven necesitaba ayuda urgentemente. Por eso le dije:

—¿Por qué no me acompañes a la casa para la cena? Mi esposa la está preparando. Puedes tomar la cena con nosotros.

Juana estuvo de acuerdo y me acompañó a la casa. Durante la cena, abrió el corazón y nos contó de los problemas que estaba enfrentando. Nos contó que sentía que no valía la pena vivir y que iba a acabar con tu vida. También nos contó que no caminaba nunca por el lugar donde nos encontramos esa tarde. Ella no se explicaba por qué se encontrara allí. Entonces le dije:

—Tengo toda la confianza de que Dios tenía planeado ese encuentro. No era sólo casualidad que nos encontráramos. Pensabas terminar con la vida, “PERO DIOS” intervino. Tenías planes de suicidarte “PERO DIOS” tiene otros planes para tu vida.

Cierta vez un hermano en Cristo me contó que él entendía bien la situación de esa joven. Él también se encontró un día en una situación similar. Una situación en que, si no hubiera sido por un “PERO DIOS”, las cosas habrían salido de forma muy distinta.

En Romanos 5:8 dice así: “MAS DIOS muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Este versículo dice que todos somos pecadores y aún así Cristo murió por nosotros. Somos pecadores necesitados, perdidos y sin esperanza en el mundo “PERO DIOS” intercedió por nosotros. El apóstol Pablo en Efesios 2:12 dice: “En aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo”. La persona sin Dios está sin esperanza.

Se oye a personas que se libraron de un peligro o accidente grave decir: “Debe ser que no soy tan malo ya que no me fue tan mal”, o “Qué bueno que el Hombre de arriba me cuidó”. Dejemos claro que Dios no es el “Hombre de arriba”. No es ningún ser humano para que lo llamemos “hombre”, sino que es el Dios del cielo y de la tierra. Él es el Creador del hombre. También, Dios no nos ama porque seamos “buenos”. ¡No éramos buenos, sino malos! A pesar de eso, Dios intervino a nuestro favor para que pudiéramos experimentar la salvación y no perdernos en la destrucción eterna. Dios les ofrece salvación a los que responden al amor de Jesús, se arrepienten de sus pecados, y entregan su vida a Cristo. Amigo lector, ¿has hallado la salvación en Cristo Jesús por haber entregado tu vida a él?

Volvamos a la historia de Juana. Después de la cena aquella noche, la llevamos a su casa. Lamentablemente, pocos días después, Juana volvió a sufrir unas dificultades serias y de nuevo sintió deseos de terminar con la vida. Compró una cantidad de pastillas para con ellas suicidarse. Escribió una nota de despedida que decía “adiós.” Abordó un autobús aunque no sabía para dónde iba. Su único objetivo era suicidarse y terminar todo, según ella. “PERO DIOS” intervino otra vez.

Juana se sentó en uno de los últimos asientos del autobús. Cuando llegaron a cierta parada, oyó a una madre joven desde afuera que pedía socorro a gritos.

—¡Socorro! ¡Ayúdenme! ¡Mi niño se está ahogando!

Pero nadie le ofrecía auxilio. Más bien, en vez de ayudarla, la gente grababa la escena con sus teléfonos celulares. Cuando Juana percató lo que estaba sucediendo, a pesar de que su plan era terminar con su vida, se bajó del autobús para auxiliar a la señora. La madre le dijo a Juana que el niño se estaba ahogando con unas papas fritas que se estaba comiendo. Juana vio que el niño estaba a punto de desmayarse y marcó al 911 en su teléfono, el número de emergencia. Pero, en lugar de esperar la ambulancia, Juana ofreció conducir el coche de la señora y llevarlos al hospital. Estaba muy nerviosa, ya que no contaba con una licencia de conducir, pues sufría de una condición de ataques de desmayo. También estaba nerviosa, sabiendo que portaba las pastillas para suicidarse en el bolso, pero logró llegar al hospital sin percances. Afortunadamente, el personal del hospital le informó luego que el niño ya estaba fuera de peligro y que se recuperaría. Pero, de repente, allí mismo Juana sufrió un ataque de desmayo y cayó inconsciente. Cuando volvió en sí, se dio cuenta de que las pastillas ya no estaban en su bolso, ni la nota de despedida que decía “adiós”. Una enfermera había encontrado las pastillas en el bolso, y sospechando del plan que tenía Juana de terminar con su vida, las sacó. Cuando el personal del hospital supo de las intenciones de Juana, le ayudaron a ingresar en una clínica para recibir terapias.

Dios intervino en la vida del niño que se estaba ahogando por medio de una joven que venía en un autobús. Y así, Dios intervino también en la vida de la joven que tenía planes de terminar con su vida. Sin duda, la madre del niño no sabía nada de la intervención de Dios en la vida de Juana. Y al mismo tiempo, Dios usó a la joven para intervenir en la emergencia del niño que se ahogaba. Otra vez, si no hubiera sido por el “PERO DIOS”, las cosas habrían salido de manera muy distinta.

Sin duda muchas personas pudieran contar de momentos similares de un, “PERO DIOS” en su propia vida. El que ha entregado su vida a Cristo, debe poder testificar de cómo Dios intervino en su vida para rescatarlo del pecado. Al que no ha entregado su vida a Cristo, Dios le da la oportunidad todavía de llegar a él en arrepentimiento y hallar la paz en su vida. PERO DIOS “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). El Salmista dice: “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas [PERO] la roca de mi corazón y mi porción es DIOS para siempre” (Salmo 73:26). Somos muy limitados y a menudo nuestras fuerzas se agotan. PERO DIOS no tiene limitaciones en sus recursos. Él es la fuerza de nuestro corazón. El apóstol Pablo escribió en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Cuando entregamos nuestra vida a Jesús, no estamos solos. Dios da el Espíritu Santo que nos da el poder para vivir por él.

Adán y Eva, los primeros seres humanos en la tierra, desobedecieron el mandato de Dios de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. “PERO DIOS” enseguida ofreció un plan para rescatarlos de la muerte eterna. Lea Génesis 2:17 hasta 3:15. Pecaron, “PERO DIOS” intervino a favor de ellos. Cada persona desde aquel entonces hasta el día de hoy ha necesitado la intervención de Dios para poder vivir.

En el libro de Daniel se relata la historia de un rey impío de Babilonia que se burlaba de Dios con su manera injusta de vivir (véase Daniel, capítulo 5). Se llamaba Belsasar. Él sabía que su padre Nabucodonosor, había sido humillado por Dios. Sin embargo, persistió en vivir impíamente, dando rienda suelta a sus deseos carnales. Creía que era gracioso beber vino de los vasos que habían sacado del templo en Jerusalén. Actuaba como si Dios no existiera y adoraba a ídolos mudos de oro y plata, bronce y hierro, y madera y piedra. Era religioso, pero su religión era vana. “PERO DIOS”, por medio del profeta Daniel tenía un mensaje para el rey. Le dijo que el Dios altísimo había dado a su padre Nabucodonosor “el reino y la grandeza, la gloria y la majestad” (Daniel 5:18). A la vez, le recordó que su padre había endurecido el corazón. Fue un momento de un “PERO DIOS” para él. Dios le quitó el reino y fue despojado de su gloria (5:20). Luego, Daniel le dijo a Belsasar: “Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido… y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste” (Daniel 5:22-23). “PERO DIOS”, en esa misma noche, le dio muerte a Belsasar rey de los caldeos (Daniel 5:30). La verdad es que cada persona depende de Dios por su vida, aun el que no cree en él.

Otro personaje de la Biblia que sí confiaba en Dios fue José. La vida no fue fácil para José. Sus hermanos lo trataban muy mal. Lo vendieron como esclavo a los ismaelitas y ellos lo vendieron en Egipto. Le hicieron creer a su padre que un animal lo había matado. En Egipto, fue acusado de haber abusado de la mujer de su amo. No era cierto pero aun así, fue encarcelado. “PERO [DIOS] Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel” (Génesis 39:21). La vida cristiana no siempre es fácil. Dios no siempre quita las dificultades de inmediato. “PERO DIOS” está con sus hijos. No los abandona. ¿Enfrenta el cristiano tentaciones en la vida? Por supuesto que sí. “PERO DIOS” es fiel, y no dejará que sea tentado más de lo que puede resistir. Además, juntamente con la tentación dará la salida para que pueda soportar (1 Corintios 10:13). Cuando Dios salva a la persona de su pecado, es su deseo que viva una vida que refleje su santidad. Él da el poder para vencer en la tentación.

En 1 Corintios 3:6, Pablo dice: “Yo planté, Apolos regó; PERO el crecimiento lo ha dado DIOS.” Pablo era el evangelista; Apolos también predicaba. “PERO DIOS” es el único que puede dar vida espiritual a la persona. Sólo Dios puede salvar y sólo a él debemos adorar. Dios usa a las personas para edificar a la iglesia, “PERO DIOS” es el único que puede dar la vida. El apóstol Pablo dijo así: “PERO DIOS, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4-5). Recibimos la vida en Cristo cuando entregamos nuestra vida a él. Sin la salvación de Cristo, no tendríamos otra opción que quedar muertos espiritualmente y perdidos eternamente. Ni siquiera podríamos escoger entre la vida o la muerte, porque no habría otra opción. Pero, gracias a Dios, hoy tenemos la opción de escoger entre la vida o la muerte.

El “PERO DIOS” que cambió la historia de la humanidad para siempre fue el momento en que Cristo entregó su vida en la cruz. “Mas [PERO] DIOS le levantó de los muertos” (Hechos 13:30). Los judíos creían que eliminarían a Jesús cuando pidieron a Pilato que lo matara (Hechos 13:28). Jesús fue puesto en el sepulcro y sus discípulos sentían que sus esperanzas se esfumaban. Sus enemigos creían que ya no tendrían que lidiar más con Jesús. “Mas [PERO] DIOS le levantó de los muertos”. Fue el “PERO DIOS” que cambió la historia para siempre y que nos da la oportunidad a cada uno de nosotros de experimentar también un cambio histórico en nuestra vida. Si no has experimentado el “PERO DIOS” en tu vida, hoy puedes hacerlo y entregar tu vida a él.

“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Hebreos 13:20-21).

Tomado de:  La Antorcha de la Verdad (mayo-junio 2025)

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