¿Estás atemorizado por el Covid-19?

¡Pandemia! ¡Qué asusto! Pero lo cierto es que el COVID-19 no es el mal más peligroso que haya existido. Hay otro pandemia aun más destrasosa entre la humanidad; se llama el PECADO. Pero gracias a Dios, hay remedio para este pandemia…y lo puedes obtener sin dinero.

¿Qué es el Coronavirus?

¿Por qué se está propagando?

¿De dónde proviene?

¿Por qué permite un Dios de amor que una tragedia tan desas­trosa se extienda por casi todo el mundo?

En estos días abundan las respuestas sen­sacionales a estas preguntas. Se dice que se trata de una conspiración. Algunos dicen que es un arma biológica. Otros que es un complot para controlar el aumento de la población. Hasta existe la teoría de que son operativos de espionaje, y otra que proviene de la tecnología 5G. Lo que no se puede negar es el alto precio que esta pandemia está cobrando… miles de vidas en todo el mundo. La gran mayoría de nosotros nunca ha visto cosa semejante maligno que ha deja­do a la humanidad tambaleando de tal modo de sentirse completamente incompetente. Los científicos y expertos en la medicina parecen no tener respuestas claras. A los gobernantes de las naciones se les ha dificul­tado mucho lidiar con la situación. En el campo médico se está trabajando de modo heroico para atender a los enfermos, ponien­do en alto riesgo su propia seguridad y la de sus familias.

Nunca hemos sentido que las cosas se salieran de las manos como la situación actual. Los rumores de que es una conspira­ción gozan de mucha aceptación en todo el mundo. Pues, si eso fuero cierto, nos senti­ríamos más orientados con ciertas bases para señalar el problema. Pero lamentablemente, las noticias que nos bombardean no siempre son confiables. Se puede creer lo que a uno le parece. Y a pesar de tanto comentarlo, el virus sigue su trabajo de destrucción sin importarle lo que se opina.

El virus no hace acepción de personas. Tanto el rico como el pobre siente sus garras mortíferas. El profesional igual que el analfa­beto es atacado. Hay poca raza o grupo étnico que no haya sido perjudicado. Casi todas las naciones han sentido el impacto de este mal.

Quizá te haces la pregunta: ¿Por qué Dios hace tambalear la confianza en nosotros mis­mos a tal extremo? Quizá una razón sea que ha llegado la hora de que nuestra autocon­fianza necesita ser sacudida.

Lo cierto es que el COVID-19 no es el mal más peligroso que haya existido. Hay otra pandemia aun más desastrosa entre la humanidad, y no ha causado mayor preocu­pación. Esa pandemia se llama PECADO. La Biblia nos dice que toda persona en esta tierra, incluso tú, querido lector, somos des­cendientes de Adán y Eva. Ellos fueron la coronación de la creación de Dios, encarga­dos de cuidar a este mundo perfecto en que no existía ni la enfermedad ni la muerte. Con esta gran responsabilidad que Dios les dio, también les dio una advertencia: La desobediencia a su mandamiento resultaría en muerte (Génesis 2:17).

Un día, Adán y Eva atendieron la voz de Satanás y desobedecieron a Dios. Como resul­tado de esa desobediencia ellos sufrieron el decaimiento físico y con el tiempo la muerte. Además de esto, sufrieron la muerte espiritual. Eso significó que se les cortó la relación con Dios que antes gozaban. Esto trajo sobre ellos la culpabilidad, la vergüenza, y una inclina­ción hacia lo malo. Además, esa muerte espi­ritual se hizo hereditaria. Observa a tu alrede­dor el desenfreno hacia la violencia, la inmo­ralidad sexual, el orgullo, la avaricia, los robos, los chismes, la mentira, el enojo, la rebeldía, el rencor, y toda clase de corrupción. Esto es una indicación clara de que la muerte espiritual sigue reinando en este mundo. Esta es la con­dición predeterminada de todo ser humano como descendiente de Adán.

El destino final de todo el mundo es uno: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Algún día, querido lector, tú estarás ante el Dios santo y tendrás que rendir cuenta de tu vida a luz de su santidad. “Porque es necesa­rio que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). Si vivimos en desobe­diencia a Dios mientras estamos en esta vida, seremos excluidos de su presencia por toda la eternidad en un lugar llamado el infierno.

Pero la historia de tu vida no tiene que terminar de esa forma, querido lector. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios espera con brazos abiertos a todo aquel que acepte su oferta de vida espiritual. Y con el paquete de vida espiritual vienen unos regalos. Dios perdonará tus pecados y escri­birá tu nombre en el libro de la vida. Serás parte de los que han sido salvos, y que pasa­rán la eternidad con él. Y mientras estés en este mundo, Dios hará una obra en tu vida, sanándote del virus del pecado. Yo puedo testificar de que Dios no sólo perdona el pecado, sino que da a sus hijos el poder para vencer el pecado en la vida. Esto es lo que él quiere hacer en la vida tuya.

Lamentablemente, muchos rechazan esta oferta de vida espiritual. Están tan ocu­pados con su vida, su trabajo, los placeres, y su pecado que no responden al llamado de Dios. Quizá Dios está utilizando el Covid-19 para llamarnos la atención antes de que llegue aquel gran día de juicio. ¿Quieres ser parte del Reino de Dios, queri­do lector? Tienes que escoger hoy arrepen­tirte de tu desobediencia y someterte volun­tariamente a la autoridad de Dios.

¿Qué significa esto para ti? Primero, antes de todo, habla con Dios. Confiesa a él que eres pecador y pídele su perdón por tus peca­dos. Dile que crees que Jesús es el don que Dios nos ha dado para el perdón de los peca­dos y para la salvación, y que hoy escoges recibirlo como tu Salvador de la muerte espi­ritual. Vuelve tus espaldas a todo pecado y camina en obediencia a las enseñanzas de Jesucristo, porque él no es sólo Salvador, sino también Rey. Dios también te dará el Espíritu Santo, te dará vida espiritual, y te ayudará a vivir una vida recta. Si ya has hecho esto, alabado sea el Señor.

De hoy en adelante, necesitarás tres cosas muy importantes para crecer en tu relación con Dios. Primero, habla con Dios diaria­mente en oración. Segundo, lee la Biblia a diario… es el mapa de Dios para tu vida. Te recomiendo empezar a leer el Nuevo Testamento, primero con los libros Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Permite que Jesús mismo te enseñe a vivir la vida cristiana. Tercero, busca una iglesia bíblica a la que te puedas unir. En estos días de distanciamien­to social, la mayoría de las iglesias están reu­niéndose de forma virtual. Busca una iglesia que sea bíblica.

Ike Umead

Traducido y usado con permiso

Detalles
Idioma
Español
Número de páginas
2
Autor
Ike Umead
Editorial
Publicadora La Merced
Temas

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