La dignidad de la vida & la cultura de la muerte

Es imperativo que los hijos de Dios conozcan su Palabra y lo que él pide de nosotros. Debemos estar bien enterados de las leyes de Dios para enfrentarnos a la cultura en la que se ha perdido la dignidad de la vida.

 

La dignidad de la vida se está perdiendo rápidamente en el mundo de hoy. Se aumenta más y más el fenómeno que algunos llaman la cultura de la muerte. Uno de los principales fundamentos de la manera de pensaren esta cultura es que el ser humano tiene el derecho a decidir cómo y cuándo acabar con su vida. La base fundamental radica en la idea de que el ser humano es autónomo. Es el humanismo en su máxima expresión.

Con la ayuda de Dios, queremos examinar este fenómeno que estamos enfrentando, y entender cómo este mal arremete contra los principios que el Creador del universo estableció para sus criaturas.

Las distintas caras de la cultura de la muerte

El aborto provocado

En los Estados Unidos, las estadísticas nos dicen que desde 1973, más de 55 millones de bebés han sido matados antes de nacer. Para darnos una idea, 55 millones de personas son más que la población total de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, y Panamá. Eso es sólo en los Estados Unidos; muchos otros países también han legalizado esta matanza. Aun en los países latinoamericanos, dónde el aborto provocado no ha sido legalizado, existen muchas clínicas de aborto clandestinas.

El mundo más y más acepta esa masiva matanza de inocentes. Hoy, con los avances en los campos médicos, logran salvar a muchos bebés que nacen prematuros. Al mismo tiempo, justifican el matar a sangre fría a los bebés de la misma edad gestacional que aún se encuentran en el vientre de su madre. ¿Por qué se hace tanto esfuerzo para rescatar a unos mientras se promueve la matanza de muchos otros?

El suicidio asistido por un médico

Existe una práctica que se introdujo aproximadamente hace 25 años en algunos países en la cual, una persona puede pedirle a un médico una receta para poner fin a su propia vida. Esto inició con la idea de aliviar al que padece de una enfermedad terminal que produce mucho dolor y sufrimiento. Hoy día, algunos se aprovechan de este medio para ponerle fin a su vida aun teniendo buena salud solamente porque temen envejecer.

En los Estados Unidos, el Dr. Jack Kevorkian (conocido como “Dr. Muerte”) recurrió a esta práctica ilegal. Él reconoció que asistió a más de 130 personas en este proceso de suicidio desde que empezó a ofrecer este “servicio” en el año 1990. Pero fue condenado a 10 a 25 años de prisión por administrar los medicamentos al paciente él mismo, además de grabar en video el hecho. Después de ocho años fue puesto en libertad con la condición de que no ofreciera consejos, ni participara en ningún tipo de suicidio o eutanasia de ninguna persona. Se le prohibió también hablar sobre el procedimiento del suicidio asistido. El Dr. Jack murió en el año 2011. Sin embargo, debido a la influencia de él y muchos otros con ideas y creencias similares, el mundo nunca sería igual. Hoy vemos que el mundo está cambiando y precipitándose en un descenso resbaladizo. En los Estados Unidos ya hay cinco estados que permiten el suicidio asistido por un médico.

El diario USA Today publicó que Gil Pharoah, enfermera británica de 75 años de edad, exigió el derecho a morir por suicidio. Su propio país, Inglaterra, no se lo permitió. Así que fue a una clínica de suicidio asistido en Suiza. Este negocio en Suiza se ha hecho tan popular que es conocido mundialmente como el “turismo del suicidio”. La razón que esta mujer daba para ponerle fin a su vida fue sencillamente que no quería envejecer más ni enfrentarlos desafíos de la tercera edad.

Es muy preocupante la rapidez con que la idea de terminar la vida por medios legales está recibiendo aceptación. Cada vez se amplían más y más los parámetros que le permiten a una persona escoger la muerte cómo y cuándo la quiera.

La eutanasia

A veces se confunde e intercambia la eutanasia con el suicidio asistido. La eutanasia ocurre cuando un tercero administra una inyección letal, o sigue otro método, con el propósito de ponerle fin a la vida del paciente. La eutanasia puede ser voluntaria o involuntaria. En cambio, el suicidio asistido es administrado por la persona misma que quiere ponerle fin a su vida de una manera supuestamente honorable.

La eutanasia incluye darle muerte a personas con discapacidades mentales y físicas cuando alguien decide que la vida de dicha persona no es de beneficio para la sociedad. Durante los años 1939 y 1940 en Alemania, bajo el mando de Hitler, se administró la eutanasia (se les dio muerte) acerca de 70.000 personas con discapacidades físicas o enfermedades. Los nazis las calificaron como “personas que no merecen vivir” y los exterminaron en los hospitales psiquiátricos. Lamentablemente, tal práctica no terminó con los nazis en Alemania.

En los Países Bajos (Holanda) se legalizó la eutanasia voluntaria a principios de este siglo. Ahora los holandeses pueden escoger la muerte si están cansados de vivir. En este país de sólo 17 millones de habitantes, unas 4.829 personas mueren cada año por eutanasia. Esto significa que de cada 28 muertes, una se debe a la eutanasia. Además, hasta los menores de edad ahora pueden escoger la eutanasia. Los adolescentes de entre 12 a 15 años de edad pueden pedirla muerte si tienen el consentimiento de sus padres. Después de los 16 años los jóvenes pueden tomar esta decisión después de obtener sólo lo que llaman “el involucramiento parental”.

¿Por qué estamos enfrentando hoy día esta avalancha de ideas y prácticas tan distorsionadas? Lo que estamos viendo es una grave distorsión de valores. El caso de la enfermera española que regresó de África, después de contagiarse con el temido virus del ébola, es un ejemplo de esto. Cuando decidieron sacrificar al perro de la enfermera que había estado expuesto al virus, los defensores de los derechos de los animales protestaron fuertemente. A la vez, en el mismo país de España se reportan más de 110 mil abortos provocados al año. Es decir, se mata a un bebé cada cinco minutos por medio del aborto provocado. ¿Por qué esta distorsión de valores? En realidad, es el resultado de la manera de pensar y creer del ser humano de hoy.

La manera de creer dictará el rumbo del ser humano

Ya hemos visto el resultado lógico de abrazar ciertas creencias que llevan al hombre a tal extremo. Esta manera de pensar y los resultados espantosos seguirán en este rumbo de deslizamiento rápido porque las creencias distorsionadas van en aumento. Sólo el arrepentimiento de esas creencias falsas y un regreso a Dios pueden cambiar el rumbo en que vamos.

Las creencias que nos han llevado a esta cultura de la muerte

Hay por lo menos tres olas, tres frentes, o tres fuerzas que impulsan ese gran cambio en la cultura moderna. Estas tres se relacionan estrechamente entre sí, al punto de que no se puede determinar cuál se da primero o cuáles más importante.

1) La autonomía personal o la independencia

La autonomía personales otra manera de decir que uno es dueño de su propia existencia y de las decisiones que toma. Se busca ser independiente de los demás. Dirige su vida con las preguntas: “¿Qué es lo que más me gusta? ¿Qué me hace sentir mejoren el momento? ¿Qué me satisface o me hace sentir realizado?” Esta posición le permite a la persona hacerlo que quiera sin tener que ser responsable a nadie por las consecuencias de sus actos. La autonomía personal ha llegado a ser un ídolo moderno, y la cultura del mundo moderno se está desintegrando rápidamente con un fuerte giro hacia esa manera de pensar.

Pero la Biblia tiene algo que decir al respecto: En 2 Timoteo 3:1-5 tenemos una descripción inspirada por Dios de la conclusión lógica de esta mentalidad. “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos... amadores de los deleites más que de Dios.” Luego sigue con una lista descriptiva de cómo son las personas dadas a la autonomía personal: avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, con una apariencia de piedad, pero niegan su eficacia.

¿No es esto un cuadro de la condición del mundo de hoy? Casi toda organización o causa tiene como fin recibir algún beneficio. La mayoría considera que lo más importante en la vida es sentir placer en lo que se hace y recibir el beneficio que se “merece”. Su enfoque principal es la realización personal, y no le importa cómo ese enfoque afecte a otros.

Pero la autonomía personal significa quitara Dios de su puesto merecido como Rey soberano y Creador, el que tiene todo el derecho de decirnos cómo vivir. Somos su creación y le debemos a él nuestra lealtad.

2) La evolución

Hoy en casi todas las instituciones de educación se enseña como un hecho que nosotros somos el resultado de un accidente cósmico. Rechazan rotundamente la existencia de un Creador que sea autor de todo lo que existe. Rehúsan aceptar el derecho que Dios tiene de ordenar nuestra vida por el hecho de que es nuestro Creador. Hacen caso omiso de toda la evidencia en la naturaleza que exige aceptar y creer que existe un Ser Inteligente que ha diseñado todo lo que existe.

En el ser humano hay una conciencia espiritual que indica que hay un ser supremo a quién somos responsables. Aun grupos de gente que nunca han leído la Biblia tienen en sus creencias a un ser supremo. La Biblia también nos indica en Romanos 1 que por medio de la naturaleza podemos saber claramente que hay un Dios. Es decir, no somos dueños de nuestra existencia para hacer como nos venga en gana, sino que tenemos la responsabilidad de someternos al que nos hizo, al Dios vivo. Al aceptar la evolución como la explicación del origen del ser humano, se rechaza a Dios como el soberano que tiene el derecho a gobernar nuestra vida. Muchos aceptan la teoría de la evolución sólo porque les resulta conveniente. Creen que así no tendrán que rendirle cuentas al Dios soberano. El apóstol Pablo nos enseña lo siguiente: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; [los que deciden pasar por alto la evidencia] porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. [No es necesario ser un científico célebre para saber que tuvo que haber un Dios que creó todo y que es todopoderoso.] Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. [Aunque sabían la verdad, rehusaron reconocer que hay un Dios soberano para no tener que someterse a él.]Profesando ser sabios, se hicieron necios…” (Romanos 1:18-22).

Analicemos por un momento esta manera de creer. Todos sabemos que el autobús que uno aborda no es el resultado de una explosión en una fábrica. Tuvo que haber un diseñador con inteligencia que lo diseñara y lo hiciera. No es difícil entender que el edificio de la alcaldía en el pueblo fuera diseñado por un ingeniero y luego fuera construido con cuidado. El reloj en la pared no es el resultado de una explosión en que todas las piezas cayeron en su lugar con exactitud y precisión para darnos fielmente la hora del día.

El autobús, el edificio, y el reloj son ejemplos de casos en los que seres humanos usaron materia prima que está a la mano y formaron algo que tiene utilidad y buena apariencia. La Biblia dice que Dios formó la tierra de la nada. Para el ser humano, esto representa un problema si no cree en ese Dios soberano y en lo que su Palabra dice acerca de él. A la vez, el ser humano no puede explicar de dónde vino la materia prima para hacer el universo. Ha formado muchas teorías para explicar cómo habrá llegado a existir todo lo que vemos en lugar de sencillamente aceptar lo que la Biblia dice. ¿Por qué tantas teorías? Sencillamente con tal de no tener que aceptarla realidad de un Dios creadora quien tendremos que rendir cuentas.

Nuestro cuerpo es aún mucho más complejo que los ejemplos del autobús, el edificio y el reloj. Los animales han sido creados con vida, movimiento, y la capacidad de reproducirse. Por otra parte, cuando Dios hizo al ser humano, lo hizo con una mente y una conciencia con la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Además, hizo al hombre a su imagen y sopló en él aliento de vida (Génesis 1:26; 2:7).

Sin embargo, desde que el hombre se rebeló contra su Creador, ha buscado un sinfín de maneras de evadir su deber hacia Dios. El apóstol Pablo dice: “Profesando ser sabios, se hicieron necios…” (Romanos 1:22). Cuando el hombre rechaza a Dios y su revelación a través de la Biblia, que es la fuente de revelación fidedigna para la vida, el resultado natural e inevitable será la degeneración y el deterioro de la sociedad.

La base de nuestro valor como seres humanos está en que hemos sido creados por el Dios soberano que nos hizo a su imagen. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).

Dios hizo una distinción marcada entre el valor de los animales y el valor del ser humano en Génesis 9:3, 6. “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. El que derramare sangre de hombre, [matándolo] por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” El ser humano ocupa el lugar de alta preferencia en toda la creación al ser el objeto que Dios hizo a su imagen y a quien él puso a cargo de todo el resto de la creación. Así la vida humana es sagrada y la Biblia dice que no es permitido quitarle la vida a otro. Únicamente Dios tiene el derecho y el poder de dar la vida y de quitar la vida. Cuando el ser humano rechaza estas verdades y rehúsa someterse al Dios revelado en la Biblia, todo va de mal en peor. La cultura de la muerte es la conclusión lógica a que se llega cuando se rechaza la revelación dada por Dios.

3) El rechazo de la revelación de Dios por medio de la Biblia

Al rechazar la autoridad de la Biblia, el ser humano se declara libre de la necesidad de ser gobernado por alguna autoridad. No quiere someterse a las leyes divinas y establecidas por el Dios soberano y creador del universo, porque tal cosa limita su autonomía personal. El hombre se siente incómodo con las leyes de Dios como éstas: no matarás, no adulterás, no tendrás dioses ajenos entre otras, porque cree que son una violación o un abuso de sus derechos personales.

Alguien ha dicho que la cultura sin Dios es como una aspiradora que succiona toda creencia religiosa que no le conviene. Esto deja un vacío que se llena con creencias espantosas. Los países latinoamericanos cada vez son más influenciados por las ideas provenientes de las naciones que han venido rechazando a Dios ya desde hace más tiempo. En verdad, lo que uno cree produce resultados lógicos en lo que uno hace. No podemos evadir esta verdad. Veamos a continuación el efecto de nuestras creencias:

* * * * *

El que cree en la revelación de Dios a través de la Biblia

  • Cree que Dios es Creador
  • Cree que el ser humano es creado por Dios; hecho a su imagen y por eso tiene valor y dignidad
  • Cree que la Biblia es la voluntad expresa de Dios para el hombre.
  • Cree que somos responsables delante de Dios por lo que hacemos

El que rechaza la revelación de Dios a través de la Biblia

  • Cree que la creación es el resultado de un accidente cósmico.
  • Cree que el hombre no tiene valor como un ser único; no tiene más valor que los animales.
  • Cree que el ser humano es un animal y puede hacer lo que guste.
  • Cree que se puede hacer lo que uno quiere y que la regla para definir lo bueno y lo malo se basa en la opinión de cada quien.

* * * * *

El resultado de la cultura de la muerte

Con todo esto, podemos ver claramente cómo se va formando una cultura de muerte. Primero, por el egoísmo y el deseo de la autonomía personal, la persona toma las riendas de su propia vida. Después, cuando éste rechaza a Dios como el creador y consumador de la vida, toma en mano el derecho de quitarse la vida y la de otros. Luego, al rehusar someterse a la autoridad final de la Palabra de Dios y la revelación que Dios nos dio por medio de ella, se otorga el permiso para establecer sus propias normas de moralidad y decidir lo que es correcto y lo que no es.

Este camino desmoraliza la vida y resta de la dignidad que el ser humano tiene ante Dios. El resultado es que la persona busca lo que más le conviene y lo que menos interfiere con su libertad personal. La historia nos dice que los parámetros que gobiernan este tipo de actividad decaen rápidamente. Es como deslizarse por un tobogán, donde una vez iniciado el descenso, es casi imposible parar. Por ejemplo, la cultura de la muerte empezó en los Países Bajos como una legalización de la asistencia para acabar con la vida en ciertas circunstancias de dolor o sufrimiento insoportables. Luego, el aborto provocado ha sido más y más aceptado a través de los años. Después fue legalizada la eutanasia en los bebés que nacen vivos pero con deformidades. Luego se tomó la decisión de que los adolescentes entre los 12 a 15 años también pueden pedir el suicidio asistido con el visto bueno de los padres. Los de 16 años en adelante pueden tomar esta decisión con un involucramiento mínimo de los padres. Y ahora se está pidiendo que bajen aun más la edad mínima. Es un deslizamiento en tobogán que cada vez toma más velocidad y fuerza. Pero la eutanasia voluntaria está a sólo un paso de la eutanasia involuntaria: el que resultara un estorbo, sencillamente se elimina.

La cultura de muerte se ha tomado en las manos el derecho de decidir quién debe nacer y quién no. Es obvio, en tal caso, que la víctima no tiene parte en la decisión. Y en vez de llamarlo “pro infanticidio” lo llaman “pro elección”. Al otro extremo del espectro, las personas que requieren mucho cuidado por alguna enfermedad física o mental, o que sencillamente se cansan de la vida, pueden pedir la ayuda de su médico para suicidarse. Y esto nos lleva a sólo un paso de que el estado u otros decidan cuándo se debe terminar con mi vida o la de otros. Al insistir en este “derecho a la muerte” cuando uno lo desea, el giro natural será hacia la “obligación de morir”, si así lo determinan. Estamos hablando de la cultura de la muerte en la que la dignidad de la vida se ha perdido, y en que se ha rechazado al Dios que nos hizo y nos ama.

La falsedad y el engaño se pueden contrarrestar sólo con la verdad. Es imperativo que los hijos de Dios conozcan su Palabra y lo que él pide de nosotros. Debemos estar bien enterados de las leyes de Dios para enfrentarnos a la cultura en la que se ha perdido la dignidad de la vida. Tenemos que estar entregados completamente a la voluntad de Dios y a su Palabra para que podamos protegernos de las falsedades tan prevalentes hoy día. Tenemos que entender que la persona que rechaza a Dios y sus leyes, le abre la puerta a toda clase de engaño y perversidad. Pierde cualquier fundamento de moralidad y sentido delo correcto y lo verdadero. Está totalmente a la deriva y se precipita por el tobogán resbaladizo que lleva a la eterna perdición. Sólo el arrepentimiento, el creer en Dios y en la obra de Jesucristo para salvarnos, y la sumisión al gobierno de Dios en nuestra vida nos puede salvar de tal engaño.

La iglesia de Jesucristo debe permanecer firme en las verdades de la Palabra de Dios. Cuando el mundo se desvía de la verdad es posible que nosotros tengamos que sufrir. ¿Estamos dispuestos a aun dar nuestra vida por la verdad? ¿Estamos preparados si el mundo decide, como lo hizo en años pasados, que los cristianos todos deben ser muertos?

Hemos visto las consecuencias inevitables de estas creencias que resultan en una cultura de muerte. Estemos alerta a las manifestaciones de estas creencias en nuestro ambiente. Es importante que entendamos que cuando se abrazan estas creencias falsas, el resultado final será esclavitud y muerte.

Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22) y creyendo ser liberados, se esclavizaron.

Detalles
Idioma
Español
Número de páginas
6
Autor
Arturo Nisly
Editorial
Publicadora La Merced
Temas

Volver a la lista