Un estudio en cuanto a lo que escribieron los primeros cristianos en cuanto a la seguridad eterna.
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 1
¿QUÉ CREÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS EN CUANTO A
la seguridad
eterna?
David Bercot
2 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
WHAT THE EARLY CHRISTIANS BELIEVED ABOUT ETERNAL SECURITY
© David Bercot
¿QUÉ CREÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS EN CUANTO A SEGURIDAD ETERNA?
© David Bercot
Traducido por Maná Digital
De no ser que se indique lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la versión
Reina-Valera © 1995 Sociedades Bíblicas en América Latina. Usado con permiso.
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¿QUÉ CREÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS EN CUANTO A
la seguridad
eterna?
David Bercot
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 3
Ya por mucho tiempo he escrito y enseñado acerca de los primeros cristianos y lo que
ellos creían, pero hasta ahora nunca he abordado el tema de la seguridad eterna. Esto es
irónico, porque fue precisamente el tema de la seguridad eterna lo que me impulsó a estudiar
los escritos de los primeros cristianos. En realidad, la historia comienza hace veintitrés años.
En aquel tiempo, yo era un líder entre los testigos de Jehová. Mi esposa y yo habíamos
crecido en la denominación de los testigos de Jehová; y hasta ese momento, habíamos sido
muy devotos. Nunca habíamos dudado nada de lo que enseñaba La Atalaya. Sin embargo, yo
empezaba a dudar de algunas de sus enseñanzas.
Al igual que todos los grupos, los testigos de Jehová dicen que se dirigen únicamente
por la Biblia. Lo que es más, ellos sostienen que son los únicos que siguen las Escrituras,
y que todos los demás las tuercen. Una noche, siendo yo líder entre los testigos de Jehová,
dirigía un estudio para adultos usando uno de los libros de la organización y analizábamos
las parábolas de Jesús sobre el reino. Examinemos las parábolas que estábamos estudiando esa
noche. Mateo 13:31-32.
Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza
que un hombre tomó y sembró en su campo. Ésta es a la verdad la más pequeña de
todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas y se hace árbol,
de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. Mateo 13:31-32
(RVR—1995)
Parece obvio que Jesús nos dice aquí que el reino de Dios empezaría como algo muy
pequeño que luego crecería hasta llenar el mundo entero. Sin embargo, el libro que guiaba
nuestro estudio aquella noche decía que sería un reino falso de Dios (todas las iglesias) el
que iba a crecer y llenar la tierra, y las aves del cielo que anidarían en él representan a los
demonios. Pero Jesús no dijo nada de un reino falso de Dios; él dijo “el reino de Dios”.
Siguiendo con el libro, la próxima parábola que vimos fue la de Mateo 13:47-50, donde
Jesús dice:
Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red que, echada al mar, recoge toda
clase de peces. Cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan y recogen lo bueno en
cestas y echan fuera lo malo. Así será al fin del mundo: saldrán los ángeles y apartarán
a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el
crujir de dientes. Mateo 13:47-50 (RVR—1995)
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Una vez más, resulta claro lo que Jesús nos dice aquí: En su reino habrá tanto malos
como buenos y, en su segunda venida, los impíos serán desechados. Pero esa no es la
interpretación de La Atalaya. Lo que Jesús quería decir es que hay dos reinos; uno auténtico
y otro falso. El auténtico es como una red que atrapa únicamente peces limpios y el reino
falso atrapa todos los peces malos. En su ministerio de ir de puerta en puerta, los testigos de
Jehová deben buscar cualquier pez limpio que esté en la red equivocada y pasarlo a la red del
auténtico reino de Dios. Todo esto puede parecer interesante, pero no es lo que dijo Jesús.
Nunca dijo nada de dos redes, ni de un reino falso y uno auténtico. No dijo que los justos
iban a ser retirados de entre los impíos, sino que los impíos iban a ser retirados de entre los
justos. Dijo que en su reino los injustos iban a ser retirados por los ángeles, no por los testigos
de Jehová que van de puerta en puerta.
Esa noche fue la última vez que fui al Salón del reino. Si no puedo tomar la Biblia y
leerla y creerla según lo que obviamente dice, ¿qué valor tiene la Biblia? Si cada versículo
puede ser interpretado de manera opuesta a lo que dice, la Biblia no cumple ningún
propósito. Sin La Atalaya y sus publicaciones podríamos leer la Biblia vez tras vez y nunca
llegaríamos a las conclusiones que ellos promueven. Por esa razón, mi esposa y yo dejamos a
los testigos de Jehová y nos embarcamos en una búsqueda de Dios y la verdad.
Dicha búsqueda nos llevó a nuestra conversión al cristianismo evangélico. Allí volví a
hallar mi fe y me paré firme en las Escrituras, en Dios y Jesucristo. Sin embargo, algo había
cambiado en nosotros. Como mencioné anteriormente, mientras formaba parte de los
testigos de Jehová nunca dudé nada. Fui un testigo ejemplar casi hasta el final. En cuanto
comencé a dudar de ciertos asuntos, comprendí que estaban errados. Por lo tanto, resolví que
ya no iba a ser ingenuo y aceptar lo que me dijera cualquier pastor de cualquier iglesia sin
antes comprobarlo.
Hallé que, al igual que los testigos de Jehová, los evangélicos también tienen sus textos
aislados que emplean para probar sus posiciones. Sobre casi cualquier tema, puedes sacar
una lista de textos para “comprobar” tu punto de vista. Pero ¿es esa realmente la manera
de conocer la verdad? Me sentí turbado; no esperaba hallar más de lo mismo. Por ejemplo,
como cristiano evangélico en la iglesia donde asistíamos, yo formaba parte de una clase
de discipulado para hombres que se reunía los martes por la noche. Para nuestro estudio,
usábamos un libro titulado “Grandes temas bíblicos” escrito por Lewis Sperry Chafer y
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John F. Walvoord quienes, según entiendo, eran o son profesores en el seminario teológico
de Dallas. Ahora, a diferencia de la clase con los testigos, en mi nuevo ambiente evangélico
se permitía cuestionar cualquier cosa. Poder estudiar la Biblia en aquella clase era una
experiencia muy agradable para mí, pues no tenía que aceptar todo a ciegas. Podía comparar
con las Escrituras, dialogar con otros y escuchar su manera de pensar. Y eso es lo que
hacíamos cada martes cuando nos reuníamos. Finalmente llegamos al capítulo 33 del libro
que se titulaba “La seguridad de la salvación”. Al principio del capítulo, el autor dice así:
Los que sostienen el arminianismo presentan hasta 85 pasajes que según ellos establecen
la doctrina de la seguridad condicional.
Luego el autor presentaba una lista de todos los 85 pasajes. Me pareció sabio presentar
un poco de la evidencia contraria a la posición que sostienes; pero me inquietó el hecho
de que luego los autores invalidaron con alguna explicación los 85 pasajes. Yo permanecí
sentado, pensando: “Espera, yo he enfrentado esta situación antes”. Por ejemplo, el tercer
párrafo del capítulo decía así:
Muchos de los pasajes citados para apoyar la inseguridad de los creyentes son más bien
advertencias en contra de una fe superficial en Cristo. A los judíos del Nuevo Testamento
se les advierte que, ya que han cesado sus sacrificios, tienen que volver a Cristo o irán a
perdición.
• Como prueba de esto, el libro citaba Hebreos 10:26:
Hebreos 10:26-29 dice:
Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya
no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio y de
hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la Ley de Moisés, por
el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre
del pacto en la cual fue santificado y ofenda al Espíritu de gracia? Hebreos 10:26-29
(RVR—1995)
• Después de leer esto, quedé rascándome la cabeza. ¿De verdad estaba el escritor
hablándoles a los judíos incrédulos como lo aseguraba el libro? El escritor de
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Hebreos habla de alguien que tiene “por inmunda” la sangre del pacto “en la
cual fue santificado”. Regresé al primer capítulo de Hebreos para ver a quién se
dirige la carta y determinar si yo había malentendido esa parte. El capítulo 2,
versículo 1 dice así:
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído,
no sea que nos deslicemos”. Hebreos 2:1 (RVR—1995)
• ¿Les estaba escribiendo a los judíos para decirles que debían atender con más
diligencia a las cosas que habían oído, no fuera que se deslizaran del judaísmo?
El versículo 1 del capítulo 3 dice:
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol
y Sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús. Hebreos 3:1 (RVR—1995)
• ¿Es esto dirigido a judíos incrédulos?
Luego dice:
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. No dejando de congregarnos. Hebreos 10:23, 25 (RVR—1995)
Como ya mencioné, yo ya había experimentado aquella manera de estudiar la Biblia. Así
lo hacían los testigos de Jehová. Tomas un pasaje y dices que tiene cierto significado, aunque
tu sentido común te diga que significa lo opuesto. El libro continuaba diciendo:
De la misma manera, a los judíos incrédulos, tanto como a los gentiles, se les advierte
acerca del peligro de “caer” de la obra iluminadora y convertidora del Espíritu.
• Aquí el libro citaba Hebreos 6:4-9.
Hebreos 6:4-6 dice:
Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los
poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. Hebreos
6:4-6 (RVR—1995)
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Pregunta: ¿Será que este versículo les habla a los judíos y gentiles no salvos? ¿Son las
personas no salvas participantes del Espíritu Santo? ¿Han sido una vez alumbrados? ¿Han
probado el don celestial y los poderes de la era venidera?
No lo creo.
Lo que sí me encantó de aquella clase de discipulado para hombres fue que podíamos
dialogar en voz alta lo que parecía no encajar con las Escrituras. Desafortunadamente, el
pastor que teníamos se trasladó a una obra misionera y llegó a nuestra iglesia un nuevo pastor
graduado pocos años atrás del Seminario teológico de Dallas. Con él no había la opción de
decir: No lo veo en la Biblia, así que no lo creo. Es decir, ahora se esperaba de nosotros que
nos apegáramos a las posturas que la iglesia sostenía. Hablé del asunto con el nuevo pastor.
Se trataba de un hermano amigable y al menos pudimos dialogar el asunto. Una de las cosas
que me dijo fue que el concepto de la seguridad eterna había sido la creencia histórica del
cristianismo. Eso me impactó y me hizo retroceder; me pareció un buen argumento. Yo
había observado los errores de Charles Russell (el fundador de los testigos de Jehová). Charles
Russell sintió que él tenía más conocimiento que todos los pastores y maestros de la iglesia
antes de él. Por lo tanto, yo estaba consciente del peligro de caer en un inconformismo y
decidir por mi cuenta qué quiere decir la Biblia sin prestar atención a las opiniones de otros.
En ese momento pensé que, si en realidad la doctrina de la seguridad eterna era parte
del cristianismo histórico, yo no quería estar en contra; tendría que someterme a la iglesia.
Por otra parte, ya me había equivocado una vez, así que tendría que estudiar el tema yo
mismo. Por esa razón, compré la compilación de los escritos de los Padres apostólicos, que
en ese entonces costaba cien dólares, y comencé a leer. No son libros fáciles de leer, pero era
muy importante para mí llegar a conocer su contenido. Yo deseaba conocer la verdad. No
quería pasar la vida dudando del cristianismo histórico y luchando contra la verdad histórica.
Tampoco quería ser llevado de acá para allá por un grupo y después otro. Deseaba encontrar
lo que era realmente el cristianismo histórico y entender cómo funcionaba.
Me llevó casi un año completo leer los diez tomos de escritos de los Padres apostólicos.
Sin embargo, descubrí que ninguno de los escritores entre los primeros cristianos sostenía la
doctrina de la seguridad eterna.
8 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
Por ejemplo, Justino Mártir escribió lo siguiente cerca del año 160:
Además, sostengo que aquellos que han confesado y conocido que este hombre es Cristo
y, aun así, por alguna razón han regresado a la dispensación legal (es decir, a la ley de
Moisés) y han negado a este hombre como Cristo y no se han arrepentido antes de la
muerte, de ninguna manera serán salvos. Justino Mártir (c.160, E), 1.218
• Básicamente Justino parafrasea las palabras de Hebreos.
Ireneo fue líder de la iglesia en lo que hoy es Francia. Al escribir cerca de los años 170 o
180 dijo así:
Estos hombres de la antigüedad, (…) por quienes el Hijo de Dios aún no había sufrido,
cuando cometían un pecado o servían a un deseo carnal, eran considerados objetos de gran
desgracia. De acuerdo con esto, ¿qué sufrirán los hombres de hoy, quienes han despreciado
la venida del Señor y se han esclavizado en sus propias lujurias? Verdaderamente, la
muerte del Señor trajo sanidad y remisión de pecados a los primeros. Sin embargo,
Cristo no morirá una segunda vez por los que hoy cometen pecados. Porque la muerte
ya no tendrá potestad sobre él. (…) Por tanto, como dijo aquel presbítero, no debemos
enorgullecernos ni ser severos con los de la antigüedad. Más bien, debemos temernos
a nosotros mismos, no sea que tal vez, después de haber conocido a Cristo, si hacemos
algo que no le agrada a Dios, ya no obtengamos perdón por nuestros pecados y seamos
echados fuera de su reino. Y, por esa razón, Pablo dijo: “Porque si Dios no perdonó a las
ramas naturales, (ten cuidado) a ti tampoco te perdonará”. Ireneo (c.180, E/W), 1.499
• Nota que Ireneo prácticamente parafrasea lo que dice en Hebreos y otros libros
de la Biblia.
Las Constituciones apostólicas, obra que fue compilada después de la época de
Constantino en el siglo IV dice:
¿Cómo sabes tú, oh hombre, cuando pecas, si vivirás un número suficiente de días en
este estado presente para tener tiempo de arrepentirte? Porque tu hora de partida de esta
vida es incierta. Y, si mueres en pecado, no habrá arrepentimiento para ti. Constituciones
apostólicas (compiladas c. 390, E), 7.400
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Estos son solo unos cuántos ejemplos. Me quedó muy claro, aún en mi primera semana
de lectura de los escritos de los primeros cristianos, que estas personas no sostenían la
doctrina de la seguridad eterna. Ellos tomaban muy literalmente los 85 pasajes que el libro de
estudio procuraba desacreditar.
Volviendo al libro de estudio, sigue diciendo:
Varios pasajes ofrecidos en contra de la posición de seguridad eterna son sencillamente
malinterpretados, como Mateo 24:13: “El que persevere hasta el fin, éste será salvo”.
El libro decía:
Este versículo no se refiere a la salvación de la culpa o el poder del pecado, sino a la
liberación de los enemigos y la persecución. El versículo se refiere a los que sobrevivan a
la tribulación y sean rescatados por Jesucristo en su segunda venida.
• ¿En serio? ¿Será que esto no tiene que ver con nuestra salvación? Si ese es el caso,
los primeros cristianos definitivamente malentendieron a sus maestros, ya que
todos ellos entendieron que se refiere a nuestra salvación.
Por ejemplo, Clemente de Alejandría escribió cerca del año 195 diciendo:
No es la fe, ni el amor, ni la esperanza ni la firmeza de un día; más bien, “el que persevere
hasta el fin será salvo”. Clemente de Alejandría (c. 195, E), 2.600
Tertuliano escribió cerca del año 197 diciendo:
Nadie es cristiano, sino el que persevera hasta el fin. Tertuliano (c. 197, W), 3.244
Cipriano fue un obispo en Cartago, África del norte, donde había vivido Tertuliano.
Escribió cerca del año 250 diciendo:
Aún queda más de lo que está por lograr. Porque está escrito: “No alabes a ningún
hombre antes de su muerte”. Y otra vez: “Sé fiel hasta la muerte y te daré una corona de
vida”. Y además dice el Señor: “El que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Cipriano (c.
250, W), 5.283
10 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
Cipriano vuelve a escribir:
No importa quién sea el confesor, él no será mayor, mejor o más amado para Dios que
Salomón. Salomón mantuvo la gracia que había recibido del Señor mientras permaneció
en las sendas de Dios. Sin embargo, después de que él abandonó el camino del Señor,
también perdió la gracia del Señor. Por esta razón está escrito: “Retén lo que tienes,
para que ninguno tome tu corona”. Ciertamente, el Señor no amenazaría con quitar la
corona de vida si no fuera porque la corona tiene que ser retirada cuando [la persona] se
aparta de la justicia. (…) “El que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Así que, cualquier
cosa que venga antes del final es un paso por medio del cual ascendemos a la cima de
la salvación. No es el final, donde el resultado completo de la ascensión ya está ganado.
Cipriano (c. 250, W), 5.428
Cuando el libro sencillamente descartó el versículo de Jesús, “El que persevere hasta
el fin, éste será salvo”, se alejó del cristianismo histórico. De ninguna forma era aquella la
manera en que los primeros cristianos entendían el versículo. En realidad, cada uno de los
escritores entre los cristianos primitivos expresó un punto de vista muy similar a este. Y solo
para recalcar esto en tu mente, citaremos a casi cada escritor que tenemos para que puedas
ver por tu cuenta la manera en que estas personas (que vivieron tan cerca de la era de los
apóstoles y leían las Escrituras en griego) entendían las enseñanzas del Nuevo Testamento.
Comenzaremos con la carta de Bernabé. Esta carta es muy antigua, escrita entre el año
70 y el año 130. Él escribe:
Por tanto, hermanos, debemos inquirir cuidadosamente con respecto a nuestra salvación.
De otra manera, el maligno, habiendo entrado por el engaño, nos puede arrojar de
nuestra vida. Bernabé (c. 70-130, E), 1.138
Otro escrito de Clemente de Roma. Clemente había vivido y ministrado a las personas
bajo el apóstol Pablo. Su carta es una de las más antiguas, quizá no la más antigua, pero una
de las más antiguas aparte del Nuevo Testamento. Fue escrita cerca del año 96. Escribió a los
cristianos, y dijo así:
Ya que todas las cosas son vistas y oídas (por Dios), debemos temerle y dejar las obras
impías que proceden de los malos deseos. Al hacer eso, por medio de su misericordia,
podemos ser protegidos de los juicios venideros. Porque, ¿adónde podemos huir de su
mano poderosa? Clemente de Roma (c. 96, W). 1.12
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 11
El mensaje más antiguo que tenemos, a veces llamado Segunda de Clemente se remonta
al año 150 aproximadamente. Allí el escritor dice:
Arrepintámonos, pues, de todo corazón, para que ninguno perezca en el camino. Segunda
de Clemente (c. 150), 7.522
Otra vez de Segunda de Clemente:
Por tanto, practiquemos la justicia para que podamos permanecer salvos hasta el final.
Segunda de Clemente (c. 150), 7.523
Un escrito muy antiguo de Hermas, quizás escrito en el año 100 y ciertamente no
después del año 150 dice así:
Si no te guardas del [enojo], tú y tu casa perderán toda esperanza de salvación. Hermas
(c. 150, W), 2.23
Otra vez de Hermas:
Los apóstatas y traidores de la iglesia han blasfemado contra el Señor con sus pecados.
Además, se han avergonzado del nombre del Señor por el cual fueron llamados. Por
tanto, estas personas, al final se perdieron en cuanto a Dios. Hermas (c. 150, W), 2.41
Ireneo, de quien citamos antes, escribió cerca del año 170 o 180 diciendo:
Los que no obedecen a Dios, siendo desheredados por él, han cesado de ser sus hijos.
Ireneo (c. 180, E/W), 1.525
Tertuliano escribió cerca del año 198:
El mundo regresó al pecado, (…) y por tanto está destinado al fuego. Igualmente lo está
el hombre que después del bautismo vuelve a sus pecados. Tertuliano (c. 198, W), 3.673
Orígenes escribió cerca del año 245:
El que ha negado a Cristo, pero no a sí mismo, experimentará el refrán: “Yo también lo
negaré”. Orígenes (c. 245, E), 9.464
• “Yo también lo negaré”. Estas fueron las palabras de Jesús.
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Comodiano, un líder cristiano escribió cerca del año 240 diciendo:
Siendo creyente, si buscas vivir como los gentiles, los gozos de esta tierra te apartarán de
la gracia de Cristo. Comodiano (c. 240, W), 4.214
Cipriano escribió cerca del año 250 diciendo:
Deja que el temor guarde la inocencia, para que el Señor, quien por su misericordia
ha entrado en nuestros corazones mediante la gracia celestial, pueda permanecer en
nuestra mente agradecida por la justa sumisión. De otra manera, la seguridad que hemos
obtenido puede resultar en descuido, y así el viejo enemigo podrá volver a tomar ventaja
de nosotros. Cipriano (c. 250, W), 5.276
Otra vez de Cipriano:
Hay una necesidad de oración y súplica continua para que no nos apartemos del reino
celestial, de la manera que se apartaron los judíos, a quienes primeramente les fue dada
la promesa. Cipriano (c. 250, W), 5.451
Una vez más escribe Cipriano:
Queda claro que, en el bautismo, el diablo es echado fuera por la fe del creyente. Pero él
regresa si la fe luego falta. Cipriano (c. 250, W), 5.402
Una obra, por un autor desconocido, escrita cerca del año 257 sobre el tema del
rebautismo dice:
Referente a una persona que vuelve a negar a Cristo, ninguna posición especial anterior
le puede ser efectiva para obtener la salvación. Porque cualquiera de nosotros dirá que es
necesario que el hombre sea juzgado por cualquiera que sea su última posición. Todas las
cosas hechas previamente son borradas y quitadas. Tratado del rebautismo (c. 257, W),
5.674
Finalmente, veremos una cita de las Constituciones apostólicas escritas en los años 300:
El que peque después del bautismo, a no ser que se arrepienta y abandone sus pecados,
será condenado a gehena. Constituciones apostólicas (compiladas c. 390, E), 7.398
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 13
Yo podría seguir por mucho tiempo y podríamos notar citas hora tras hora. Lo que se
representa en este tratado es lo que creían los primeros cristianos. Yo no estoy entresacando
citas de aquí y allá para probar una cierta manera de pensar. Esto es lo que todos creían. Esto
es lo que todos ellos enseñaban.
Ahora, obviamente, las palabras de estos primeros cristianos no tendrían validez si no
tuvieran un fuerte apoyo en las Escrituras. Por supuesto, no quiero decir que los escritos
de los cristianos primitivos tienen el mismo peso que las Escrituras ni nada semejante. Es
importante volver y notar lo que dice la Biblia. No vamos a notar todos los 85 pasajes, pero sí
quiero notar unos cuantos. Estos son seis de los versículos que citaban los primeros cristianos.
Al leer estos pasajes, nota que los cristianos primitivos sencillamente repiten lo que la Biblia
misma dice.
Jehová estará con vosotros si vosotros estáis con él; y si lo buscáis vosotros lo hallaréis;
pero si lo dejáis, él también os dejará. 2 Crónicas 15:2 (RVR—1995)
La justicia del justo no lo librará el día que se rebele. Ezequiel 33:12 (RVR—1995)
Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el
reino de Dios. Lucas 9:62 (RVR—1995)
Pablo dijo esto en 2 Timoteo 2:12:
Si sufrimos, también reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará. 2 Timoteo
2:12 (RVR—1995)
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo por
el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son
vencidos, su último estado viene a ser peor que el primero. Mejor les hubiera sido no
haber conocido el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, volverse atrás
del santo mandamiento que les fue dado. 2 Pedro 2:20-21 (RVR—1995)
El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la
vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. Apocalipsis
3:5 (RVR—1995)
14 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
• Si nuestros nombres no pueden ser borrados del libro de la vida, es un tanto
extraño que Jesús dijera que no borrará nuestro nombre si somos vencedores.
Al leer el Nuevo Testamento, no puedo evitar notar cuántos pasajes hablan de la
salvación y nuestra relación con Dios que contienen la palabra si. Por ejemplo:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:
—Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Juan
8:31 (RVR—1995)
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Vosotros sois mis amigos si hacéis
lo que yo os mando. Juan 15: 10, 14 (RVR—1995)
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la
sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7 (RVR—1995)
En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que
dice: “Yo lo conozco”, pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad
no está en él. 1 Juan 2:3-4 (RVR—1995)
• Reitero que no estoy entresacando textos del Nuevo Testamento solo para probar
mi posición. Hallarás citas así a través de todo el Nuevo Testamento, y muchas
de ellas proceden de la boca de Jesús mismo.
Pregunta: ¿Significa esto que los cristianos primitivos vivían en continua inseguridad
con respecto a su salvación?
Déjame hacerte esta pregunta: ¿Vive un hijo obediente con temor de que su padre vaya a
desheredarlo?
Te daré una ilustración:
Supongamos que un hombre adinerado un día le dice a su hijo:
—Cuando yo muera, todo esto que ves, la casa, el terreno, todo lo que es mío, será tuyo.
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 15
Ahora, ¿qué pensarías de este hijo si al día siguiente va donde su padre con un documento
y un bolígrafo, y le dice:
—Padre, ayer me dijiste que vas a heredarme todo lo que tienes. Pues, tengo aquí un
contrato que he redactado, y quiero que lo firmes para indicar que nunca me vas a
desheredar sin importar lo que yo haga, y así yo podré estar seguro de que todo será mío,
aunque yo te rechace y haga muchas cosas malvadas.
¿Qué clase de hijo es ese? ¿Qué dicen sus acciones y su petición acerca de la clase de
relación que tiene con su padre si necesita pedir semejante garantía? Únicamente alguien
como Absalón tendría que temer que su padre pudiera desheredarlo.
Lactancio escribió cerca del año 300, diciendo:
Un hijo (…) que abandona a su padre para no tener que obedecer, es considerado
merecedor de ser desheredado y de que su nombre sea eliminado por siempre de su
familia. ¿Cuánto más [merece ser desheredada] una persona que rechaza a Dios, en quien
se unen dos nombres que merecen la misma reverencia: Señor y Padre? ¿Cuáles castigos,
entonces, merece el que rechaza a aquel quien es tanto el verdadero maestro como el
padre? Lactancio (c. 304-313, W), 7.155
Hermas escribió sobre este tema, diciendo:
Rechaza las dudas y no vaciles en cuanto a pedirle al Señor diciendo para ti mismo:
¿Cómo puedo pedirle al Señor y recibir de él, ya que he pecado tanto contra él? No
razones dentro de sí de tal manera. Más bien, con todo tu corazón regresa al Señor y
pide de él sin dudar. Porque entonces conocerás la multitud de sus tiernas misericordias,
que él nunca te abandonará, sino que te concederá la petición de tu alma. Porque él no
es como los hombres que se acuerdan de los males hechos en su contra. Hermas (c. 150,
W), 2.26
• Ahora, antes habíamos leído de Hermas, dejando claro que él no creía en
la seguridad eterna (entiéndase, seguridad eterna incondicional), pero él
obviamente creía en la seguridad.
16 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
• Estos cristianos no vivían en temor constante de que iban a ser desheredados. La
persona que anda en el Espíritu de Dios y en quien mora el Espíritu Santo no
vive a diario con temor de ser desheredada.
Lactancio escribió:
Creemos que nuestros hijos han sido corregidos cuando vemos que se arrepienten de sus
errores. Y aunque quizá los hemos desheredado y abandonado, otra vez los recibimos,
apreciamos y abrazamos. ¿Por qué, entonces, nos desesperamos como si la misericordia
de Dios nuestro Padre no se puede apaciguar con el arrepentimiento? Él, que es Señor
y a la vez Padre muy benévolo, promete perdonar los pecados del penitente. Él promete
borrar todas las iniquidades de la persona que empieza de nuevo a practicar la justicia.
La integridad de la vida pasada no tiene validez para el que vive mal, porque el pecado
del presente ha destruido sus obras de justicia. Igualmente, los pecados pasados no son
obstáculo para el que ha arreglado su vida. Porque la justicia del presente ha borrado las
manchas de su vida anterior. Lactancio (c. 304-313, W), 7.191
• Otra vez, no estaban viviendo en inseguridad. La posición que ellos sostenían
quizá se podría llamar seguridad condicional. El cristiano fiel nunca debe tener
que vivir en inseguridad y temor. Sin embargo, un cristiano bautizado que vive
carnalmente debe vivir en temor. Más importante aún, debe arrepentirse.
• Este fue el mensaje de los primeros cristianos. La gracia de Dios está al alcance;
él cubrirá tus pecados si te arrepientes, pero si mueres en tu incredulidad, o
sin haberte arrepentido, vas a la perdición. No vemos, por lo tanto, seguridad
eterna incondicional; vemos seguridad eterna condicional.
Si eres alguien que se crio creyendo en la seguridad eterna o si esta es la posición que
sostienes en este momento, seguramente que esto te ha resultado un tanto fastidioso. Lo que
te puedo decir es que puedes cuestionar lo que he dicho. Investiga por ti mismo. Estudia tú
mismo lo que creían los cristianos en el comienzo de la iglesia.
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 17
Los gnósticos
Es posible que digas para tus adentros: Bien, tal vez estos no creían en la seguridad
eterna, pero posiblemente no eran la iglesia verdadera. Quizás estos escritos sean la obra
de cristianos falsos. ¿No hubo algún otro grupo que sí enseñara la doctrina de la seguridad
eterna en los primeros siglos? Por supuesto, hubo un grupo que enseñaba la seguridad eterna.
Desafortunadamente, eran los gnósticos.
Pregunta: ¿Quiénes eran los gnósticos?
A los gnósticos el apóstol Juan los llama anticristos, porque negaban que Jesús había
venido en carne.
El fundamento del pensamiento gnóstico era que el mundo material, este mundo y todo
lo que hay en él, fue creado por un dios inferior (no por el Padre) y, por lo tanto, todo lo que
hay en el mundo material es inherentemente defectuoso e incapaz de salvación. Esto incluye
nuestro cuerpo humano. Por esa razón, Jesús nunca tomó carne humana, decían ellos, porque
él no podía vestirse de algo hecho por el dios inferior. Los gnósticos enseñaban que el Dios
del Antiguo Testamento era el creador inferior que es muy distinto del Padre de Jesús, el Dios
del Nuevo Testamento. Decían que el Dios del Nuevo Testamento nunca se enoja con sus
hijos de la manera que se enojaba el Dios del Antiguo Testamento. De hecho, muchas de las
sectas gnósticas enseñaban que una vez que el Dios verdadero te salva, nunca te puedes perder
porque él siempre es bondadoso y misericordioso; nunca es duro ni pasa sentencia. Veamos
algunas citas que ilustran las creencias de los gnósticos.
Tertuliano escribió en contra de ellos en el año 200 diciendo:
[Los valentinianos afirman] que como ya están naturalizados en el vínculo fraternal del
estado espiritual, obtendrán una salvación segura; la que ellos dicen merecer. Tertuliano
(c. 200, W), 3.517
• Los gnósticos creían que merecían la salvación. Su pensar era: creemos, por lo
tanto, merecemos la salvación; así que vamos a recibirla sin importar lo que
suceda. Los valentinianos eran uno de los grupos gnósticos.
18 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
Hipólito escribió cerca del año 225 diciendo:
[Marcos el hereje] engañó a muchas personas que habían llegado a ser sus discípulos. Él
les enseñó que, sin duda, eran propensos al pecado. Sin embargo, dijo que estaban fuera
del alcance del peligro porque ellos pertenecían al Poder perfecto. (…) Tras el bautismo,
[estos herejes] prometen otro, que llaman Redención. Y de esta manera, perversamente
trastornan a los que permanecen con ellos esperando la redención. Como si fuera posible
que las personas, después de haber recibido el bautismo, pudiesen otra vez obtener
remisión. Hipólito (c. 225, W), 5.92
• Ves, seguridad eterna incondicional.
Orígenes escribió acerca de ellos en el año 225:
Ciertos de esos [herejes] que tienen diferentes opiniones usan mal estos pasajes. En
esencia, ellos destruyen el libre albedrío al hablar de naturalezas arruinadas incapaces de
ser salvas y hablar de otras como salvas en una manera que no pueden perderse. Orígenes
(c. 225, E), 4.308
• Él está hablando de algunos de los textos que usaban de manera aislada para
probar su posición.
• Eso suena muy similar a lo que muchas veces se enseña en nuestras iglesias hoy.
Quizá pienses: Bien, si la iglesia primitiva no creía en la seguridad eterna incondicional,
sino que esa doctrina se originó con los gnósticos, ¿cómo y cuándo entró esta doctrina en
la iglesia? La respuesta es Agustín. Y resulta interesante que Agustín tenía un trasfondo
gnóstico. Él había pertenecido a un grupo llamado los maniqueos. Estos eran esencialmente
gnósticos que vivieron en los siglos III al V, aunque fue en los siglos IV y V que alcanzaron
su mayor apogeo. Agustín fue el primero dentro de la iglesia visible que predicó la
predestinación. Por supuesto, si eres elegido mediante la predestinación como lo enseñaba
Lutero, no puedes perderte. Sin embargo, Agustín enseñó que nunca puedes tener la certeza
de que formas parte de los elegidos. Así que su seguridad incondicional no te daba mucha
seguridad, ya que no podías tener la certeza de que formabas parte de los elegidos.
Sería durante la Reforma que la doctrina de Agustín fue revivida por Lutero y
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 19
promulgada por Calvino. La doctrina de estos resultó más tolerable. Ellos tomaron lo que
había dicho Agustín y cambiaron un pequeño detalle. Decían que puedes saber con certeza
si eres de los elegidos. Por tanto, vemos a partir de estos dos hombres lo que hoy podemos
llamar la doctrina de la seguridad eterna incondicional. Teóricamente, ya habías visto la luz
con Agustín, aunque no sabías si formabas parte de los elegidos o no, de manera que vivías
con mucha inseguridad. Después de Lutero y Calvino, ya podías saber con certeza, así que no
había por qué temer sin importar cuánto de tu vida le entregaras a Cristo o cuánto negaras a
Cristo con tu manera de vivir.
Obviamente, la doctrina de la seguridad eterna incondicional es la más conveniente
para la mayoría de las personas, de manera que se ha extendido mucho. Es una doctrina
atractiva. No creo que me hubiese entristecido mucho si hubiera hallado en los escritos de
la iglesia primitiva que ellos creían en la seguridad eterna. Hubiera estado encantado con el
hallazgo, pero me habría sorprendido porque parece que muchos versículos de las Escrituras
dicen lo opuesto. Sin embargo, ¡aleluya! si esa fuera la enseñanza histórica del cristianismo…
¿A quién no le gustaría? A nuestra carne ciertamente le gustaría creer así. Con todo, aun
Lutero comprendió que lo que él enseñaba no se ajustaba a la Biblia. Por ejemplo, en su
introducción al libro de Hebreos (en la traducción que él hizo de las Escrituras), dijo así:
Hay un obstáculo difícil en el hecho de que en los capítulos 6 y 10 [de Hebreos] el
arrepentimiento después del bautismo es rotundamente negado, y el capítulo 12 dice
que Esaú buscó arrepentimiento y no lo halló. Esto parece estar en contra de todos
los evangelios y las epístolas de San Pablo y, aunque uno lo puede pasar por alto, las
palabras son tan claras que no sé si sería suficiente [pasarlo por alto]. En mi opinión, es
una epístola de muchas piezas unidas y no trata con ningún tema específico de manera
ordenada. Martín Lutero
Después de continuar menospreciando el libro de Hebreos, sigue diciendo de manera
muy hipócrita:
Sea como sea, es una epístola maravillosa. Por lo tanto, no debe sernos impedimento,
aunque contenga una mezcla de madera, paja o heno, sino que debemos aceptar toda
esta buena enseñanza con todo honor. Aunque ciertamente no la podemos poner en el
mismo nivel que las epístolas apostólicas. Martín Lutero
20 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
Martín Lutero al menos comprendió, y tuvo la honradez para decirlo, que lo que él
enseñaba no se ajustaba al Nuevo Testamento. ¿Cuál fue su solución? Cambiar el Nuevo
Testamento y declarar que algunos libros no están en el mismo nivel que otros. Por ejemplo,
él dijo que Mateo, Marcos y Lucas no están en el mismo nivel que el evangelio de Juan.
Llamó al libro de Santiago un evangelio de paja, y dijo que no estaba al mismo nivel que
las epístolas de Pablo. Es decir, podemos desechar las Escrituras y hacer interpretaciones
antojadizas o podemos ser honrados y notar qué dicen las Escrituras.
Pregunta: ¿Realmente importa lo que crees al respecto?
Déjame decir desde un principio que conozco cristianos muy piadosos que sostienen
el punto de vista de seguridad eterna incondicional. Ciertamente no creo que ellos ni otros
a quienes no conozco estén fuera del reino de Dios porque sostienen esta doctrina. Por otra
parte, creo que esta es una doctrina muy peligrosa. Observé esto en la iglesia evangélica
donde mi familia y yo asistíamos. Por ejemplo, la iglesia enseñaba una posición inflexible en
cuanto al divorcio. Enseñaban que el divorcio no era permitido en el Nuevo Testamento; que
definitivamente era pecado que el cristiano se divorciara, y mucho menos pudiera volverse a
casar. A la vez, enseñaban seguridad eterna incondicional. Es decir, enseñaban que el divorcio
es pecado, pero el pecado no tiene ningún efecto sobre tu salvación ni tu condición delante
de Dios. ¿Qué efecto tuvo esta contradicción sobre las personas? Más de la mitad de las
parejas jóvenes que eran amigos cercanos de mi esposa y yo acabaron divorciándose. ¿Cómo
pudo suceder tal cosa en la iglesia de Dios?
No cabe duda en mi mente al respecto. La gran cantidad de divorcios no se debió a una
falta de enseñanza sobre el tema del divorcio. Se debió a la postura sobre la seguridad eterna.
Las parejas sin duda razonaron que el divorcio, aunque era pecado, no iba a cambiar en nada
su destino eterno. La doctrina de la seguridad eterna invalida todas las enseñanzas de Cristo.
Si podemos desobedecer a Cristo voluntariamente, y aun así retener nuestra vida eterna,
la mayoría de los creyentes no vivirán vidas obedientes, especialmente si dicha obediencia
exige gran sacrificio de su parte. Algunos sí lo harán. Conozco a personas que creen en
esta doctrina de la seguridad eterna que también hacen grandes sacrificios por su amor a
Jesucristo. No lo hacen porque crean que es un requisito para la salvación; lo hacen por amor,
y eso es maravilloso. Allí deberíamos estar todos, pero mi preocupación es por las personas
que no tienen ese amor y se ven terriblemente afectadas por la doctrina de la seguridad
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 21
eterna. Los primeros cristianos notaron el efecto que dicha postura tenía en los gnósticos que
la defendían.
Por ejemplo, Tertuliano escribió:
De hecho, deberíamos andar de manera tan santa y con una fe tan sólida que podamos
estar confiados y seguros en lo referente a nuestra propia consciencia, deseando que
permanezca en nosotros hasta el fin. Sin embargo, no debemos suponer [que lo hará].
Porque el que así supone se preocupa menos. Él que siente menos preocupación
toma menos precaución. El que no toma precaución, corre más riesgo. El temor es el
fundamento de la salvación. Las suposiciones que hacemos nos impiden temer (…) De
más utilidad es, entonces, preocuparnos por la posibilidad de fallar que suponer que no
es posible fallar. Porque la preocupación nos llevará a temer, el temor [nos llevará] a la
precaución y la precaución a la salvación. Por el otro lado, si suponemos, no habrá ni
temor ni precaución para salvarnos. Tertuliano (c. 198, W), 4.19
• Esto te puede parecer antibíblico, pero eso es lo que dicen las Escrituras. “El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Salmo 111:10 (RVR—1995)
Tertuliano además escribió acerca de los gnósticos:
Algunos piensan que Dios está bajo una obligación de otorgarle, aun al más indigno, lo
que ha prometido [dar]. Por esto ellos convierten su libertad en esclavitud (…) porque,
¿no es cierto que muchos después caen de la [gracia]? ¿No es que a muchos les es quitado
este don? Estos, sin duda, son los que (…) después de acercarse a la fe del arrepentimiento,
construyen sobre la arena una casa destinada a la ruina. Tertuliano (c. 203, W), 3.661
Ya hemos visto lo que creían los primeros cristianos sobre la seguridad eterna y
hemos notado los versículos en las Escrituras sobre los que ellos basaban sus convicciones.
Seguidamente, quiero notar algunos de los argumentos principales usados por los que
defienden la seguridad eterna. Miraremos estos pasajes de Escritura y veremos si enseñan
seguridad eterna. Un pasaje que muchas veces se cita es Juan 3:16.
Esto es lo que decía el libro Grandes temas bíblicos:
Las Escrituras revelan la promesa soberana de Dios, la cual es incondicional y promete
salvación eterna para todo el que cree en Cristo (Juan 3:16).
22 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16 (RVR—1995)
El libro continuaba diciendo:
El amor infinito de Dios no solo explica el propósito eterno de Dios, sino que asegura
que sus propósitos serán cumplidos (Romanos 8:38-39).
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni
potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Romanos 8:38-39 (RVR—1995)
Creo que Juan 3:16 nos dice cuál es el significado de Romanos 8:38-39. Juan 3:16 dice
que Dios ama al mundo, pero ¿significa eso que el mundo entero se salvará? ¡Por supuesto
que no! Dios no deja de amarnos cuando le desobedecemos o nos rebelamos contra él, pero
eso tampoco significa que nos dará vida eterna. Si una congregación tiene que sacar a alguien
del compañerismo y la comunión de la iglesia por razones de disciplina, ¿significa eso que la
iglesia ya no ama a esa persona? El hecho de que nada pueda separarnos del amor de Dios
no significa que vayamos a ser salvos, porque si volvemos a Juan 3:16, dice que Dios amó al
mundo, el mundo que será desecho según las Escrituras.
El libro del seminario de Dallas también decía:
“El poder infinito de Dios es capaz de salvar y guardar eternamente” (Juan 10:29).
• El asunto de si la seguridad eterna es condicional o incondicional no tiene nada
que ver con el poder de Dios. Creo que todos reconocemos que Dios puede
salvar a quien quiera.
• Si Dios quiere establecer una seguridad eterna incondicional, él tiene el poder
para hacerlo. No hay duda sobre lo que Dios es capaz de hacer. El asunto es, ¿qué
hace Dios? ¿cómo trabaja Dios? ¿qué dice Dios? ¿qué dice su Hijo Jesús?
Juan 10:29 dice:
Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de
mi Padre. Juan 10:29 (RVR—1995)
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 23
• ¡Espero que no! Daría mucho miedo saber que Satanás o alguna otra persona
pudiera entrar y arrebatarnos de la mano de Dios.
Sin embargo, ninguno de los pasajes citados en el libro para apoyar la seguridad
eterna se dirige a la pregunta de qué sucede cuando un cristiano bautizado no obedece los
mandamientos de Cristo, o peor, cuando pierde por completo su fe en Cristo o quizás hasta
lo niega. Esto es jugar con las Escrituras; desechar 85 pasajes que tratan específicamente con
el tema de las personas desobedientes o apóstatas y por otra parte escoger dos o tres versículos
que ni tratan el tema y decir “esto es lo que dicen las Escrituras”. Esto es precisamente lo que
hacían tan a menudo los testigos de Jehová.
Cuando entramos en este tipo de juegos, ¿qué valor tiene la Biblia? Si podemos leer 85
versículos y decir que no significan lo que claramente dan a entender, y luego seleccionamos
otros dos o tres versículos que hablan de otro tema, y decimos que anulan todos los primeros,
¿para qué necesitamos la Biblia? En ese caso sí necesitaríamos de La Atalaya, o de un
seminario como el de Dallas o alguien que nos pueda decir lo que significa la Biblia porque
en sí misma no tiene vida; no significa lo que claramente da a entender. Irónicamente, he
recibido muchas críticas de personas que dicen que pongo mucho énfasis en los cristianos
primitivos y sus convicciones. Algunos aun han dicho que les doy mayor importancia a ellos
que a las Escrituras. Sin embargo, yo hallo que es siempre lo opuesto. Los escritos de los
primeros cristianos me han permitido mirar las Escrituras y sus enseñanzas en su totalidad y
confiar en que puedo creer lo que dice sin necesidad de un intérprete especial que me aclare
lo que “realmente” significa. Tengo la confianza de que la Biblia dice literalmente lo que
debemos entender.
Tantas veces sucede que las personas que presentan esta acusación son las mismas que
juegan con las Escrituras, sacando un versículo aquí y otro allá, y luego haciendo caso omiso
de pasajes enteros que dicen algo diferente.
Esa es la belleza de los escritos de los padres apostólicos y la razón por la que he dedicado
tanto de mi vida a la tarea de mostrar esta información a mis compañeros en la fe. Estos
escritos no nos alejan de las Escrituras. Al contrario, nos llevan a la Biblia, donde debemos
estar.
24 LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT
Los 85 pasajes que Lewis Sperry Chafer y John F. Walvoord citan en
el libro Grandes temas bíblicos
Mateo 5:13 Mateo 6:23 Mateo 7:16–19 Mateo 13:1–8 Mateo 18:23–35
Mateo 24:4–5 Mateo 24:11–13 Mateo 24:23–26 Mateo 25:1–13
—–— § ——–
Lucas 8:11–15 Lucas 11:24–28 Lucas 12:42–46
—–— § ——–
Juan 6:66–71 Juan 8:31–33 Juan 8:51 Juan 13:8 Juan 15:1–6
—–— § ——–
Hechos 5:32 Hechos 11:21–23 Hechos 13:43 Hechos 14:21–22
—–— § ——–
Romanos 6:11–23 Romanos 8:12–17 Romanos 11:20–22 Romanos 14:15–23
—–— § ——–
1 Corintios 9:23–27 1 Corintios 10:1–21 1 Corintios 11:29–32 1 Corintios 15:1–2
—–— § ——–
2 Corintios 1:24 2 Corintios 11:2–4 2 Corintios 12:21–13:5
—–— § ——–
Gálatas 2:12–16 Gálatas 3:4–4:1 Gálatas 5:1–4 Gálatas 6:7–9
—–— § ——–
Colosenses 1:21–23 Colosenses 2:4–8 Colosenses 2:18–19
—–— § ——–
1 Tesalonicenses 3:5
LA SEGURIDAD ETERNA · DAVID BERCOT 25
1 Timoteo 1:3–7 1 Timoteo 1:18–20 1 Timoteo 2:11–15 1 Timoteo 4:1–16
1 Timoteo 5:5–15 1 Timoteo 6:9–12 1 Timoteo 6:17–21
—–— § ——–
2 Timoteo 2:11–18 2 Timoteo 2:22–26 2 Timoteo 3:13–15
—–— § ——–
Hebreos 2:1–3 Hebreos 3:6–19 Hebreos 4:1–16 Hebreos 5:8–9
Hebreos 6:4–20 Hebreos 10:19–39
Hebreos 11:13–16 Hebreos 12:1–17 Hebreos 12:25–29 Hebreos 13:7–17
—–— § ——–
Santiago 1:12–26 Santiago 2:14–26 Santiago 4:4–10 Santiago 5:19–20
—–— § ——–
1 Pedro 5:9–13
—–— § ——–
2 Pedro 1:5–11 2 Pedro 2:1–22 2 Pedro 3:16–17
—–— § ——–
1 Juan 1:5–3:11 1 Juan 5:4–16
—–— § ——–
2 Juan 6–9
—–— § ——–
Judas 5–12 Judas 20–21
—–— § ——–
Apocalipsis 2:7 Apocalipsis 2:10–11 Apocalipsis 2:17–26 Apocalipsis 3:4–5
Apocalipsis 3:8–22 Apocalipsis 12:11
Apocalipsis 17:14 Apocalipsis 21:7–8 Apocalipsis 22:18–19