Entre el Cielo y el Infierno

¿Sería verdad que algunas personas no califiquen entrar en el cielo ni tampoco merecen ser echadas en el infierno? ¿Podría ser que haya otro destino que no sea ni tan bueno ni tan malo entre el cielo y el infierno?

¿Será verdad que algunas personas no califican para entrar al cielo ni tampoco merecen ser echadas en el infierno? ¿Podría ser que haya otro destino que no sea ni tan bueno ni tan malo entre el cielo y el infierno?

Busquemos en la Palabra de Dios. La Biblia es la autoridad final. ¿Qué dice?

Dos puertas. La Biblia nos cuenta de las puertas de la gloria (Apocalipsis 21:21). Además, nos advierte de las puertas del infierno (Mateo 16:18). No menciona alguna otra puerta aparte de estas dos.

¿Por cuál puerta quiere pasar usted?

Dos caminos. La Biblia nos habla de dos caminos: el camino angosto y el camino espacioso (Mateo 7:13, 14). El camino angosto es el camino de la vida. Jesús es este camino (Juan 14:6). El camino espacioso es el camino de la muerte. Éste es el “camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).

¿Por cuál camino anda usted?

Dos fundamentos. La Biblia nos describe dos fundamentos. Podemos edificar sobre la roca o sobre la arena (Mateo 7:25, 26). Jesús es la roca verdadera. (El texto original usa la palabra griega petra, que quiere decir una peña, una masa de roca.) Las puertas del infierno no prevalecerán contra esta roca (petra) porque es Jesucristo mismo. Él es el fundamento y nadie puede poner otro (1 Corintios 3:11). La arena es un fundamento humano. Se compone de granitos de razonamientos e ideas que proceden de un corazón que se rebela en contra de Dios.

¿Sobre cuál fundamento edifica su vida?

Dos clases de personas. La Biblia también nos detalla dos clases de personas: el creyente y el incrédulo (Marcos 16:16). El creyente es salvo por fe en la obra de Cristo en la cruz (Juan 3:15, 16). El incrédulo rehusa aceptar la obra de Cristo, y su incredulidad misma lo ha condenado (Juan 3:18).

¿Cuál de estas personas es usted?

Repasemos lo que hemos visto: dos puertas, dos caminos, dos fundamentos, y dos clases de personas. Sólo dos.

No es de extrañarse, pues, que la Biblia menciona únicamente dos destinos. Todos nosotros iremos o a la vida, o a la destrucción (Mateo 7:13, 14); a la gloria, o al infierno (Mateo 25:46). Subiremos a la ciudad santa de Dios junto con los redimidos por la sangre del Cordero, o descenderemos al lago de fuego con el diablo y los condenados (Apocalipsis 21:14, 15; 22:14, 15).

Dos destinos. Uno será de gozo y felicidad eterna. El otro será de tormento y desesperación eterna.Uno de estos dos destinos será el suyo. Ahora mismo usted se encamina hacia el uno o el otro.

No se engañe creyendo que haya otro lugar entre el cielo y el infierno. La Biblia no da razón de creer que exista un lugar donde uno puede librarse del infierno y prepararse para entrar al cielo. Tampoco da razón de creer que hay valor en orar para las personas muertas.      

Del mismo modo que saldrá de esta vida, entrará a la vida venidera. Su destino estará sellado por la eternidad, ya sea en el cielo, o en el infierno.

Si hubiera tres caminos, si hubiera tres clases de personas, si hubiera tres fundamentos, bien podríamos creer que hubiese tres destinos. Pero no los hay. Dios ha hablado. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra  en los cielos” (Salmo 119:89).              

Si usted se halla en el camino equivocado, ¿qué puede hacer?           

Arrepiéntase de sus pecados. Confiéselos y déjelos. Clame a Cristo para ser salvo. Recíbalo en su corazón ahora mismo. “He aquí, ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).        

Escoja hoy entre dos destinos eternos. ¿A cuál irá? ¿Al cielo, o al infierno?    

– J. L. Stauffer      

 

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