La tecnología electrónica está causando una tormenta en nuestra cultura. Está calando profundamente, no solo en la sociedad mundial, sino en nuestras ocupaciones, familias y vidas personales. También está impactando grandemente nuestras iglesias.
El discípulo de Cristo anda unido en un yugo con El, obedeciendo Sus órdenes como su Señor. El mundano no se preocupa con tales cosas, haciendo lo que más le plazca. ¿Cómo será posible unirse en negocios el cristiano con el mundano cuando tienen los objectivos tan opuestos?