Todos los fornicarios

Los deseos sexuales son creados por Dios. La legítima expresión de los mismos, dentro del matrimonio, es bello. Pero nuestra vieja naturaleza se inclina automáticamente a la fornicación. Pero, si fornicamos porque es parte de nuestra naturaleza, ¿cómo podemos dejar de hacerlo?

...irán al infierno

¿Seguro? Sí. Dios mismo lo dice en Apocalipsis 21.8. Él dice que los “fornicarios (...) tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre”. Y punto.

Pero, pongámonos de acuerdo en algo muy esencial: los sufrimientos y las angustias que siempre acompañan a la fornicación empiezan ahora, en esta vida. No te engañes creyendo que el castigo de los fornicarios se va a demorar hasta que ellos sean echados al infierno…

Considera los dos siguientes ejemplos:

*Carlos presiona a su novia para que se acueste con él. Ella primero no quiere, pero Carlos la convence poco a poco que así actúa todo joven normal. Él le dice que sólo los jóvenes raros se apegan a las ideas anticuadas que rigen que no debe haber relaciones sexuales antes del matrimonio.

Al fin, ella rinde ante la presión. Pero esa misma noche las consciencias de los dos empiezan a acusarles horriblemente. Sus vidas han sido terriblemente manchadas y ellos bien lo saben…

*Juana es una jovencita realmente bella. Sus padres la aman mucho y le enseñan muchas virtudes cristianas. Su mamá le habla acerca de la pureza y de la verdadera feminidad. Pero ella se resiente por el cuidado que sus padres le tienen en esta área de su vida. Ella desea ser como las jovencitas guapas que ella conoce. Una noche, Juana sale a escondidas con un muchacho de los más guapos de la escuela. Cuando él sugiere que “se diviertan” un poco, Juana le hace saber que ella es fácil. La joven sabe que a sus padres les rompería el corazón saber de su conducta frente a semejante pedido del muchacho. Pero una jovencita de 15 años ya puede decidir algunas cosas por sí misma, piensa.

Ahora Juana está embarazada, está desamparada y está destrozada emocionalmente. Lo que ella pensaba que de seguro le traería placer y satisfacción le ha suministrado sólo vergüenza, esclavitud y miseria…

Los deseos sexuales son creados por Dios. La legítima expresión de los mismos, dentro del matrimonio, es bello. Pero nuestra vieja naturaleza se inclina automáticamente a la fornicación y a toda clase de impureza sexual. Analiza lo que dice la Biblia acerca de este asunto:

“Porque del corazón salen (...) los adulterios, las fornicaciones (...). Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15.19–20). La fornicación es parte de nuestra naturaleza; somos pecadores y en nuestro corazón se origina toda clase de pecado sexual.

Pero, si fornicamos porque es parte de nuestra naturaleza, ¿cómo podemos dejar de hacerlo?

En primer lugar, tú tienes que saber y reconocer cuánto Dios odia la fornicación. De manera que debido a que Dios la odia tanto, él también la castigará duramente. “No erréis; ni los fornicarios, (...) ni los adúlteros, (...) heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6.9–10).

Entonces tú debes prometerle a Dios que dejarás de cometer inmoralidades y que vivirás una vida pura y santa, clamando a Dios para que él te ayude: “Ayúdame, Jehová Dios mío; sálvame conforme a tu misericordia” (Salmo 109.26).

Dios ayuda a las personas por medio de una gran transformación. “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os dare un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36.26–27). Nuestra vieja naturaleza se inclina automáticamente a la fornicación y a toda clase de impureza. Pero ¡Dios nos da una nueva naturaleza cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y nos acercamos a él! Y con esta nueva naturaleza podemos abandonar nuestra vieja manera de vivir.

El que abandona su vieja manera de vivir también abandona la fornicación: “Pero fornicación y toda inmundicia (...) ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos (...). Porque sabéis esto, que ningún fornicario (...) tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos” (Efesios 5.3–7).                 

Amigo mío, no olvides que ningún fornicario heredará el reino de Dios. TODOS LOS FORNICARIOS serán condenados. Entrégate a Jesús y evita este fin horroroso. Te ruego que arregles cuentas con Dios antes de que pierdas la oportunidad de hacerlo. Abandona tus inmoralidades y busca a Dios de todo corazón. Él desea cambiarte de ser un fornicario a ser un verdadero cristiano.

Lee la Biblia diariamente... y obedécela.

 

Publicadora Lámpara y Luz 26 Road 5577 Farmington, NM 87401, EE.UU.

Dettagli
Lingua
Español
Numero di Pagine
2
Editore
Lamp and Light
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