La doctrina bíblica de la no resistencia

Al seguir a Cristo, a un cristiano no sólo se le enseña a evitar tomar la ofensiva, sino que incluso en lo que podría considerarse legítima defensa personal, responde superando el mal con el bien y amando a sus ofensores, al igual que Su amo.

La autoridad final en cuanto al tema de la no resistencia radica en el testimonio y la enseñanza directa de Cristo y sus apóstoles en el Nuevo Testamento.

Parece claro que en los años anteriores a 170 d. de J.C. hubo una completa abstención de participar en el ejército romano. Sin embargo, con el paso del tiempo después de esa fecha, hasta el tiempo del emperador Constantino, crecía un cierto rechazo de la doctrina de la no resistencia de parte de algunos, aunque los líderes principales de la iglesia siempre la mantenían. Luego bajo Constantino la iglesia se unió al estado y perdió en su mayoría la práctica de la no resistencia.

La Reforma (la cual fue más una reforma doctrinal que una reforma ética) no restituyó la posición del Nuevo Testamento y la iglesia primitiva, sino que dejó intacta la fusión de la iglesia con el estado que tuvo lugar bajo Constantino. No obstante, los anabaptistas sí restituyeron la posición del Nuevo Testamento con relación a este tema.

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