Delicias, deleites, goces y placeres. ¿Sabía usted que Dios los aprueba? De hecho, ¡él es el autor del placer! Ya que Dios es el autor del placer, ¿será correcto unirnos al mundo en su loca corrida tras placeres cada vez más intensos? ¿Por qué, o por qué no?
La tecnología electrónica está causando una tormenta en nuestra cultura. Está calando profundamente, no solo en la sociedad mundial, sino en nuestras ocupaciones, familias y vidas personales. También está impactando grandemente nuestras iglesias.