Un agradecimiento y un desafío a las madres

Un desafío a todas las madres de ser una madre piadosa. Dios se acerca a la madre que en realidad quiere agradarlo con cumplir con ese papel tan importante. Que Dios las bendiga a todas las madres que toman su responsabilidad con seriedad de ser madre piadosa.

 

El Día de la Madre es una festividad de las madres que se celebra en casi todo el mundo en diferentes fechas del año según el país. En Costa Rica acostumbramos a celebrar ese día el 15 de agosto. Pero, aunque se celebra un día especial en el año para las madres en casi todo el mundo, eso no significa que le damos a las madres la debida importancia que merecen. La influencia de la madre piadosa en la vida de sus hijos es imposible medir. El papel importante que desempeña la madre en el hogar merece ser reconocido. Quisiera pedir que nos detengamos por unos momentos y reflexionemos sobre la gran influencia que tiene la madre piadosa.

Agradezco a Dios que me privilegiara con una madre piadosa. Jamás merezco yo la madre preciosa que Dios me dio. Además, es un regalo de Dios que a los 83 años, todavía está con vida y buena salud.

No todos tenemos esa dicha de tener una madre piadosa. Aun algunos ni siquiera conocen a su madre. Muchos otros han sufrido por tener una madre que no les ha sido la ayuda y el ejemplo debido. Hay muchos corazones heridos o rotos hoy por no haber tenido ese privilegio. Hoy, quisiera compartir con usted un poco, y decirles que aún, no es demasiado tarde para poner mano en este asunto.

Primero, Dios ama igualmente a los que no han tenido una madre piadosa y los que la han tenido. Su amor es igual para todos. Luego, si usted ha sufrido por no tener una madre piadosa, Dios le da a usted la oportunidad de cambiar esa situación para la próxima generación. Si usted es madre, Dios le dice que usted puede ser una madre piadosa para sus hijos. Puede proporcionar a sus hijos lo que la madre suya tal vez no pudo lograr. Con la ayuda de Dios, y por seguir sus principios especificados en su Palabra, usted puede ser la madre que sus hijos necesitan y merecen.

Yo no conozco bien la situación en que se encontró el joven pastor, Timoteo, en 2 Timoteo capítulo uno. “La fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Timoteo 1:5). Él era hijo de un padre griego, probablemente no creyente. Pero su abuela y su madre eran mujeres piadosas que criaron a Timoteo en los caminos del Señor. Es obvio que su situación no era ideal. Sin embargo, por la fidelidad de unas madres piadosas, llegó a ser un gran siervo de Dios.

Quiero públicamente agradecer a mi madre por ser una madre piadosa. No sé qué sería de mí si no fuera por su gran ejemplo, su sacrificio, sus oraciones, y su amor por mí. No puedo agradecerle a Dios ni a ella suficientemente. Luego, quiero reconocer a mi esposa por ser una madre piadosa y ejemplar a mis hijos. Cuánto le agradezco a Dios por ella, y por lo que ella ha hecho por nuestros hijos. También quiero agradecer a todas las madres que toman su responsabilidad con seriedad de ser madre piadosa. Que Dios las bendiga ricamente en ese gran trabajo sagrado.

Aprovecho también para desafiar a todas las madres hoy de ser usted esa madre piadosa. Dios se acerca a la madre que en realidad quiere agradarlo con cumplir con ese papel tan importante.

Ahora, le pido a Dios por usted, madre, que él le dé todo lo necesario para cumplir con su sagrado deber. Qué el Señor le bendiga.

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