Mientras escribo esto, el mundo se tambalea por
el COVID-19, también conocido como coronavirus.
Mi esposa y yo nos encontrábamos a 4.000
kilómetros de casa cuando golpeó la crisis. En un
mes, ya no era el problema de un país, sino que se
había convertido en una amenaza mundial.
Es imperativo que los hijos de Dios conozcan su Palabra y lo que él pide de nosotros. Debemos estar bien enterados de las leyes de Dios para enfrentarnos a la cultura en la que se ha perdido la dignidad de la vida.
La muerte… lo que a todo el mundo le espera, pero tan difícil de enfrentar para el ser humano. La muerte… tan implacable, y a veces tan inesperada. La muerte... dolorosa. A la vez, en el caso de los que mueren en Jesús, no tenemos que entristecernos como los que no tienen esperanza.